Morales, E. (1994) Tratado
trilateral de libre comercio: un desastre potencial para la agricultura
mexicana. Revista latinoamericana de economía. Vol. 25, No. 96. Obtenida el 23
de febrero de 2014 en http://www.revistas.unam.mx/index.php/pde/article/view/30068
La falta de una política
promotora del sector agropecuario, ha traído consigo problemas para que éste
pueda desarrollarse. Los programas “enfocados” al sector no proponen ningún
objetivo claro encaminado a reactivarlo, asimismo, la competencia a la que se
tienen que enfrentar en desigualdad de circunstancias es maximizada aún más por
el TLC. Los programas implementados no han disminuido la brecha que el sector
tiene que enfrentar. Los créditos son insuficientes para proveer de elementos
necesarios, además de ir en decremento con el paso del tiempo, y constantemente
presentan nuevos lineamientos y reglas de operación, que impiden el acceso a
pequeños productores. Los números en la balanza comercial son en su generalidad
rojos, la capacidad de exportar se ha esfumado. Los productos que se pensaban
como totalmente de autoconsumo para México, ahora son importados por los EU. La
modificación constitucional al art. 27, al igual que los programas
gubernamentales no son efectivos. Los demás miembros del Tratado de libre
comercio fortalecieron sus distintos sectores, impulsando sobre todo el
agrícola, exportando lo que antes permanecía en importación. El caso mexicano no
da señales de respuesta efectiva, si bien no subsidiado, por lo menos que tenga
elementos firmes que contraríen el constante aumento de las importaciones.
Los créditos en fomento hacia el
sector agropecuario no variaron mucho con el paso del tiempo, incluso se
muestran algunas disminuciones (1980, 82, 84, 86, 88, 90, 92 y 93, que van de
165.6 millones de pesos, 181, 147.6, 134.8, 127, 180.1, 204.6, hasta 177.1).
Como consecuencia la balanza comercial en dicho sector, se presenta en déficit,
teniendo desde 1980 hasta 1993, tan sólo dos años con superávit en los años 86
y 87. La producción de los principales semillas, tuvieron una pequeña variación
en su crecimiento, así el arroz de 1980 a 1993 tuvo una disminución de 294 a
159 mil toneladas casi la mitad de la producción, el maíz se incrementó en 6 millones
de toneladas, el frijol pasó de 935 mil
toneladas a 1.09 millones de toneladas, el trigo de 2,78 a 3,62 millones de
toneladas y el ajonjolí de 137 mil toneladas a sólo 17 mil toneladas. Éste
último el más drástico en su disminución.
Los artículos concernientes a la
falta de eficacia para atender asuntos de máxima prioridad (por lo menos
alimentaria), no han dejado de aparecer, la nula protección del campo mexicano
ha llevado a consumir productos de origen externo, que si bien satisfacen las
necesidades que México presenta, mantiene en precariedad a la población que
sólo efectúa acciones de supervivencia. Los problemas ya se notaban desde antes
de la aparición del TLC, no obstante, éste está terminando por hundir al sector
(en colaboración con las respuestas de escritorio que los encargados de la
administración pública), aumentando no sólo la incertidumbre alimentaria, sino
consigo, la pobreza, migración. Se nota por tanto una creciente crítica en
negativo sobre la implementación (posiblemente no) de TLC (sino de la respuesta
del gobierno mexicano a diferencia de otros gobiernos miembros del tratado).
Hasta el momento no se percibe alguna
influencia partidista en los artículos que se han revisado, podría entonces
sentenciarse como información posiblemente objetiva, viendo los precios que
experimentamos actualmente sobre los artículos que se consideran de la canasta
básica, y que, debían estar a disposición de la generalidad de la población.
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