Acevedo, F., Huerta, E., Lorenzo, S. & Ortiz, S. (2009). La bioseguridad en México y los organismos genéticamente modificados: cómo enfrentar un nuevo desafío. Pp. 319-353. En: CONABIO. Capital natural de México, vol. II: Estado de conservación y tendencias de cambio. Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad. México. 821 p.
En este capítulo se analiza lo que actualmente podría representar el desafío que enfrenta México en el tema de bioseguridad, primordialmente, por su condición de país megadiverso, centro de origen y reserva de una gran diversidad genética. También, se resalta los riesgos potenciales al utilizar OGM con el objetivo de prevenir y minimizar cada uno de ellos. Los autores consideran que en este análisis se deben incluir dos aspectos muy importantes: el manejo y la comunicación del riesgo. Por otra parte, se pone de manifiesto que para enfrentar los retos que implica la investigación biotecnológica en todos sus aspectos, se deberá fomentar un mayor conocimiento en todos los niveles y de todos los actores que permita un mejor desarrollo e implementación de la regulación, así como la participación informada de la sociedad.
México es uno de los ocho principales centros de origen y domesticación de más de 130 especies de plantas, de las cuales 25 tienen uso comercial y son la base para la alimentación humana. Sin embargo, ante esta diversificación de importantes cultivos, la agricultura se ha visto afectada por la biotecnología moderna con el desarrollo de OGM. Esta situación abre camino a la divergencia y polaridad de posturas asociadas a éstos, que van desde el rechazo definitivo hasta la absoluta aceptación, aunque a los actores principales no les interesa que existan posiciones intermedias y quizás más objetivas de este tema. Es paradójico que las empresas que utilizan la riqueza genética como insumo para las transformaciones biotecnológicas, no tengan políticas de conservación de dicha riqueza, a la que tienen que recurrir para desarrollar OGM. Acevedo et al. (2009), aclaran que la posición de nuestro país es que la investigación en biotecnología se debe hacer de manera segura y responsable, lo cual no significa que se detenga o impida el desarrollo de la misma, sino más bien que se incorpore la bioseguridad y que esta se asuma desde la concepción de los OGM.
De esta manera, para fines de la investigación, la presente información permitió la evaluación de los riesgos al ambiente, basados en el Convenio sobre la Diversidad Biológica, el cual abarca tres aspectos en los que se manifiesta la biodiversidad, es decir, ecosistemas, especies y genes. Así mismo, marcó la pauta para abordar y analizar los intereses prioritarios de las grandes desarrolladoras de OGM, que por obvias razones, asumimos que no coincidirán con la búsqueda de soluciones para problemas locales, afectando a la agricultura convencional y desde luego, a los pequeños productores. En el contexto de la bioseguridad, específicamente en materia de regulación y política, evidencia como tema social fundamental la participación pública, siendo de igual manera una referencia valiosa en el análisis de la Ley de Bioseguridad de los OGM y la Comisión Intersecretarial de Bioseguridad de OGM.
Este capítulo forma parte del libro Capital natural de México, el cual fue publicado por la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO), dependencia de gobierno que tuvo a bien compilar las tendencias del cambio y el estado de la biodiversidad, con respecto a la liberación de OGM.
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