2014/03/03

Reyes, (2008)




Este artículo nos muestra un panorama diferente, estrategias de mercado, de dinero que crece en los árboles, un verdadero negocio, en donde los verdaderos culpables son los héroes de la historia.

El real comercio de las emisiones se esconde tras una lista de acuerdos, y estrategias para frenar la degradación de nuestro medio ambiente, en pro de las alternativas conjuntas contra el cambio climático. Sin embargo detrás de todo esto se encuentran atajos para los verdaderos contaminantes del planeta, que atrasan el mismo y que justifican sus actos, jamás disminuyendo sus emisiones.


Ante los fuertes acontecimientos vividos hoy en día, una parte de la humanidad realmente preocupada por la situación actual en la que vivimos, manifiesta a la degradación como la responsable de una quinta parte de las emisiones anuales de dióxido de carbono, ante esta situación surge como medida “más alternativa”, la reducción de la deforestación, que podría acabar recompensando a las empresas y los gobiernos que la estimulan.

Indonesia, vive hoy en día un patrón de comportamiento que podrían repetir a dicha escala sociedades de otros países, tan solo del 2000 al 2005, se destruyó un área equivalente a 300 campos de futbol cada hora, estas tasas representan una quinta parte del total de emisiones anuales de dióxido de carbono.

Actualmente las ganancias económicas a corto plazo que genera la deforestación superan a las ventajas a largo plazo que se derivan de conservar los bosques.

El banco mundial, juega un papel muy importante, ya que tiene un historial que deja bastante de desear en relación con los bosques. Durante los años ochenta, este organismo financió una serie de desastrosos proyectos de tela industrial, los cuales abrieron el camino hacia una deforestación incontrolada.

Como un método para estimular el mercado internacional de créditos de derechos de emisión a partir de la deforestación reducida, se debería entender en este contexto, es decir no tanto como una estrategia para proteger los bosques, sino más bien como una forma de hacer que el dinero crezca de los árboles.

Estos mercados adoptan la forma de lo que se conoce como menrcio de derechos de emisión, un sistema que permite a los actores que contaminan pagar a otros para que rebajesn sus emisiones y, así no tener que reducirlas ellos mismos.

Los antecedentes y la historia en torno a esta importante disputa no termina ahí, fuera del circulo de los grandes empresarios, queda una sociedad mal informada, una sociedad que necesita abrir los ojos para tomar cartas en el asunto en pro de la protección de los recursos de nuestro medio ambiente, así como de frenar la situación actual, cuyo mercado no frena en lo absoluto las emisiones producidas, si no de lo contrario van en aumento.

Por: Tania Leyva Pablo
480 palabras

2 comentarios:

  1. desconocia de esta información, me parece muy interesante lo de los derechos de emisión, supongo que deben presentarse algunas irregularidades en estos aspectos y que tal vez muchas empresas emiten contaminantes de más

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  2. Hola colega efectivamente, hablar de captura de carbono es hablar de un comercio de emisiones y es hablar también de los intereses particulares.

    El cambio climático es algo que la mayoría da por hecho, y ante esta incertidumbre y un ecosistema muchísimo más degradado a tan solo hace unas décadas atrás, el panorama que se dibuja es muy desalentador.

    Ante ello, se han realizado un sin número de reuniones, convenciones, protocolos que llevan consigo la determinación de estrategias para reducir los GEI, dentro de los cuales el CO2 lleva la batuta, sin embargo los resultados de todo este tiempo y dinero invertido es demasiado pobre.

    La estrategia perfecta para la disminución del CO2: “los denominados bonos de carbono”, pero que hay detrás de todo esto? cuestionamientos y verdades a medias, lo que parece bastante evidente es que pese a todo un sinfín de recursos y tiempo invertidos para la minimización de los impactos, los resultados no son los esperados, los verdaderos países e industrias contaminantes tienen la justificación perfecta para seguir emitiendo las mismas o mayores tasas de GEI.

    Lo realmente preocupante es que aunque muy pocas personas sean realmente consientes de la problemática, la gran mayoría se ven inmersos en una comercialización perfecta, en donde varios salen ganando, pero en donde los objetivos de dichos proyectos no se cumplen, y los perdedores somos todos, ya que las emisiones de CO2, nunca disminuyen y las grandes industrias y gobiernos obtienen la excusa perfecta para seguir al mismo ritmo o mucho mayor la generación de sus emisiones.

    Hay mucho por hacer, pero los fuertes intereses de por medio frenan las posibilidades de la efectiva realización de estrategias que realmente puedan lograr la disminución de CO2, y en general mitigar gran parte de la marcada huella ecológica.

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