De Alba, A. (1865/1872/2012). Alicia en el país de las maravillas / Al otro lado del espejo (3ª
re.). (L. Carroll, trans.). México, D.F.: Editorial Púrrua. (Trabajo original
publicados en 1865 y 1872)
Yo estoy loco, tú estás loco, él está loco, nosotros estamos
locos, ustedes y ellos están locos, entonces todos estamos locos. Tal parece
que esa es la perspectiva que Carroll, al observar el mundo real, quiso plasmar
en sus obras “Alicia en el país de las maravillas” y “A través del espejo”.
Para ello, lo hizo a través de la visión e inocencia de una niña a la que llamó
Alicia. Pero que hubiera pasado si como actor principal, Carroll hubiera
seleccionado a uno de los tantos locos que en el mundo existen: un empresario,
un obrero, un profesionista, una ama de casa, un chofer, un narcotraficante, un
estudiante, un investigador o un político, en fin, hay tela de donde cortar.
Suponiendo que realmente la intención de Carroll era plasmar
que el mundo está loco, apoyo su hipótesis. Para ejemplificar solamente este
supuesto, para los que somos ciudadanos nuestra percepción –hablo en mi caso–
es que los políticos están locos; para algunos grupos religiosos creen que los
que son darketos o punks están locos. Entonces, el término loco depende del punto
de vista que cada hombre o mujer toma y piensa de otro, por tanto se maneja su
término de una manera muy ambigua.
Para no salirnos del tema de la locura, me parece que es el
resultado final que cualquier sistema político, pensamiento filosófico, que derivan
en leyes, normas o postulados. Y, ¿por qué la locura en el hombre es producto
de esto? Creo (y es sólo mi visión) por que provoca que entre los hombres se de
la división, conflictos sociales, políticos, económicos, y muy de moda
actualmente, los relacionados con la naturaleza (pero todos ellos relacionados
entre sí), en donde sus actores sin importar el papel que ocupan dentro de la
sociedad mundial, desde el pepenador hasta el director de las naciones unidas,
todos jugamos un papel distinto, sea a favor, en contra, inertes, fungimos como
jueces, pero todos y cada uno de los que vivieron, viven y vivirán en este
hermoso y único planeta tierra, buscamos un interés que va más allá de lo
social, de lo económico, de lo político, de la preservación del medio natural,
para llegar al nivel último de esta pirámide de intereses, el interés personal.
Cada actor toma el nivel que cree que le conviene sea que este a favor o en
contra, y si “el león no es como otros se lo pintaron”, tan fácil es cambiar de
escenario e ir en contra de aquello que en su momento decía que defendería a
capa y espada, por tanto, termina prostituyendo sus principios, valores y demás.
Esto me lleva a pensar que no sé a ¡que loco o locos! se les
ocurrió crear el enfoque Pagos por
servicios ambientales que, creo en mi opinión, no deberían tener un costo
por que el pago es indirecto.
(474 palabras)
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