Gómez, M. A. & Schwentesius, R. (2004). En Schwentesius, R., et al., (Ed.), ¿El campo, aguanta más?, (51-69). CIESTAAM.
Investigaciones
realizadas desde 1991 ya habían hecho mención de que México tenía muy poco que
ganar, y bastante que perder en el tratado de libre comercio con Estados Unidos
y Canadá, por lo cual recomendaban no negociar, sobre todo posiciones que se
tradujeran en una acentuada dependencia alimentaria, económica, tecnológica y
política con estos países. Incluso en el 2002, el Banco Mundial concluyó que
con esta inclusión el sector agrícola fue objeto de las más drásticas reformas
estructurales, como: la liberalización comercial impulsada por el GATT y el
TLCAN, la eliminación de controles de precios y la reforma estructural sobre la
reforma de la tierra; por lo que era necesario replantearlo, ya que a partir
del 2008, el TLCAN ponía al sector agrícola en competencia abierta con Canadá y
Estados Unidos, lo que podría ponerlo en una situación con más desventaja.
Para elaborar este
análisis, fue necesario un recorrido histórico del TLCAN, mediante una
perspectiva cualitativa, donde analizaron datos obtenidos de fuentes oficiales
como la Cámara de Diputados, el Banco Mundial, OECD, CNA, INEGI; Secretaría del
Trabajo y Previsión Social y graficas de instancias oficiales obtenidas en
Internet. Se nota levemente un enfoque teórico stakeholder, ya que fueron otras
partes interesadas quienes modificaron esta relación
producción-comercialización. Como siempre, el sector agrícola perdió más en
este tratado.
La importancia de
este artículo, resalta en el señalamiento de que en México existen dos
posiciones completamente opuestas sobre
la importancia del sector agrícola en la economía, y el impacto del TLCAN. El
primero mide la importancia en términos monetarios y su aportación al PIB a
través de cifras. La segunda posición reconoce la existencia de varios campos,
considerando el efecto del sector agrícola como la base de la soberanía
alimentaria, y su efecto generador de empleos y divisas. Sin embargo en el
contexto de la política económica real en México, predomina la primera
posición, que minimiza y reprime las demás corrientes organizadas en torno a la
segunda.
A pesar de que se
suponía que el TLCAN generaría más inversión extranjera para el campo, empleo,
y aumentaría la remuneración de los trabajadores, la pobreza se incrementó en
un 69%. Mientras que los precios de la canasta básica se incrementaron un 257%,
mientras que los precios a los productos
agropecuarios solo se incrementaron un 185%. El TLCAN transformó de manera
profunda el campo mexicano, poniendo en duda el presente y futuro de miles de
productores que claman una suspensión o renegociación del TLCAN; aunque
lamentablemente el Ejecutivo Federal, y algunas dependencias gubernamentales
como: la Secretaría de Economía, la Secretaría de Agricultura, y la de
Relaciones Exteriores, no han escuchado ni atendido estos reclamos.
El perfil de la
propuesta del artículo es más de corte crítico, y más que soluciones, propone
una débil tentativa de propuesta basada en la táctica de “atacar fuego con
fuego”. Usa indicadores estadísticos para fundamentar sus datos, aunque no se
ve que el artículo haya sido arbitrado. Su enfoque se inclina hacia la crítica del
proceso de desigualdad que aun existe en este tratado que se supone tripartita,
en el cual, ante la falta asesoramiento
de las instancias de gobierno, México es el que termina perdiendo.
Número total de
palabras: 543
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