2014/03/09

Pérez, D., (2014).

Degradación de suelos en el Estado de Oaxaca y captura de carbono como alternativa latente a dicha problemática.

El suelo, la parte exterior de la corteza terrestre está constituido por una capa de material fragmentario no consolidado; es un sistema complejo que se forma por la interacción continua y simultánea de la materia a partir del cual se origina, del clima, del tipo de vegetación y fauna y de las condiciones particulares del relieve. En México existen 25 de las 30 unidades de suelo reconocidas por la FAO, UNESCO y la ISRIC (SEMARNAT, 2004).  La degradación de los recursos naturales en México es un problema grave que exige una atención prioritaria. Al profundizarse los problemas ecológicos se multiplica la importancia del aspecto ambiental en los esfuerzos de planeación económica, dado que una de las principales fuentes de riqueza de un país es el adecuado aprovechamiento de los recursos naturales (Ceja, 2008). En México la pobreza constituye un factor esencial en la degradación de los suelos, sobre todo en el medio rural, a causa de la descapitalización sufrida por el sector durante décadas. La situación es tal que ocho de cada diez familias del campo son pobres y de éstas cuatro se encuentran en extrema pobreza (Carabias, 1993).

El deterioro de los suelos o desertificación es el problema ecológico contemporáneo de mayor importancia en los países en desarrollo. Este proceso ha sido definido como “la disminución o destrucción del potencial biológico de los recursos naturales ocasionado por el mal uso y manejo de los mismos, lo que trae como consecuencia procesos degenerativos del medio físico, económico y social de las poblaciones involucradas en el entorno” (Ortiz, 1994). Sus principales procesos son la degradación de la cobertura vegetal, la erosión hídrica y la eólica, la acumulación excesiva de sales, la degradación física y la química (Ceja, 2008).


De acuerdo la evaluación de la erosión potencial en México, a nivel nacional la superficie con riesgos de pérdida de suelo por erosión potencial hídrica es del 42%. A nivel estatal, 15 estados de la República presentan más del 50% de su superficie sin riesgo aparente de erosión hídrica, siendo los menos afectados Yucatán, Quintana Roo, Campeche, Tabasco y Baja California Sur. Los restantes 17 estados presentan riesgos de erosión potencial hídrica en más del 50% de su superficie, destacan entre ellos: Guerrero, Puebla, Morelos, Oaxaca y el Estado de México. Los estados que presentan una mayor superficie donde la erosión potencial hídrica sería potencialmente muy severa (superior a 200 ton/ha/año) son Puebla (13.3%), Hidalgo y Chiapas (ambos con10.6%), Distrito Federal (10.3%) y México (9.9%). La erosión hídrica potencialmente severa (entre 50 y 200 ton/ha/año) ocurriría en grandes áreas de los estados de Guerrero (22.1%), Oaxaca (20.7%), México (18.5%) y Chiapas (17.3%). Riesgos de erosión hídrica moderada (entre 10 y 50 ton/ha/año) se presentan en los estados de Tlaxcala (40.1%), Guerrero (37.4%), Aguascalientes (37.1%), Nayarit y Morelos (ambos con 35.5%). Finalmente, riesgos de erosión ligera (entre 5 y 10 ton/ha/año) se presentan en Aguascalientes (20.2%), Zacatecas (18%), Guanajuato (17.4%), Tlaxcala (17%) y San Luis Potosí (16.7%).

Los riesgos de pérdida de suelo por erosión potencial eólica se presentan en 89% del territorio nacional, particularmente en la franja norte del país desde Zacatecas hasta el Norte de Chihuahua; asimismo, cubre la porción costera y el Desierto Sonorense, la costa del Golfo de California y la costa del Pacífico en Baja California Sur. Con excepción de los estados de Chiapas y el Distrito Federal, en el resto se presenta algún riesgo de erosión eólica en más del 60% de sus superficies. Los estados de Aguascalientes, Baja California, Baja California Sur, Coahuila y Sonora presentan afectaciones de prácticamente 100% (Tabla 3.4). Los estados que presentan una mayor superficie donde la erosión eólica sería potencialmente muy severa (superior a 200 ton/ha/año) son Zacatecas (61.2%), Sonora (45.5%), Chihuahua (34%), Baja California Sur (29.9%), San Luis Potosí (29.2%), Coahuila (28.9%) y Baja California (23.4%). Erosión eólica potencialmente severa (entre 50 y 200 ton/ha/año) se presentaría en grandes áreas de los estados de Nuevo León (70.7%), Aguascalientes (65.3%), Baja California (62.7%), Coahuila (59.2%) y Baja California Sur (55.8%). Riesgos de erosión eólica moderada (entre 10y 50 ton/ha/año) se presentan en los estados de Guanajuato (78.6%), Morelos (74.5%), Sinaloa (71.8%), Querétaro y Jalisco (ambos con 61.8%). Finalmente, riesgos de erosión ligera (entre 5 y 10 ton/ha/año) se presentan en los estados de Tlaxcala (28.3%), Quintana Roo (26.0%), Nayarit (23%), México (21.4%) y Yucatán (16.4%) (SEMARNAT, 2004).



Fig. 1.- Degradación del suelo de la República Mexicana (CONABIO, 2004).
Oaxaca
·         Según la cartografía anterior, el mayor grado de erosión en Oaxaca se debe a factores eólicos e hídricos,
·         Oaxaca tiene más de 7500000 ha/Ton de suelos en erosión eólica potencial en distintos grados.
·         Oaxaca tiene más de 7000000 ha/Ton de suelos en erosión hídrica potencial en distintos grados.
·         La erosión eólica se concentra en las regiones del istmo, mixteca y valles centrales.
·         La erosión hídrica se concentra en las regiones del papaloapam, costa y sierra sur.


Fig. 2.  Erosión hídrica potencial (UACH, 2002).


Fig. 3. Erosión eólica potencial (UACH, 2002).




Fig. 4. Principales procesos de degradación (SEMARNAT, 2004)

Fig. 5. Degradación de suelos (SEMARNAT, 2004)

Captura de Carbono frente a la erosión
La captura de carbono en los suelos agrícolas se contrapone al proceso de desertificación por medio del papel que juega el incremento de la materia orgánica sobre la estabilidad de la estructura -resistencia a la erosión hídrica y eólica- y a la retención de agua, y al aspecto esencial de la cobertura de la superficie del suelo directamente por las plantas o por los residuos de las plantas -o cobertura muerta- para prevenir la erosión e incrementar la conservación del agua (Departamento de Desarrollo Sostenible. FAO, 2013).
Los principales factores que afectan negativamente el contenido de carbono en los pastizales y bosques son el sobrepastoreo y el fuego. Como consecuencia del sobrepastoreo, el 70% de los suelos de pastoreo están degradados. Por otra parte, el fuego es el responsable de que se emita a la atmósfera hasta el 30% del carbono almacenado en el suelo. Para mitigar los efectos de estas dos prácticas, se debe controlar el pastoreo (intensidad, frecuencia y estacionalidad) y hacer un mejor manejo del fuego. Además, deben adoptarse medidas para enriquecer el suelo y usar pastos de mejor calidad.
En los suelos agrícolas, las pérdidas de carbono se deben a los procesos de erosión y de mineralización de la materia orgánica. Las pérdidas de suelo por erosión van de 1 a 10 t/ha/año, y en casos extremos hasta 50 t/ha/año, lo que representa a nivel global una pérdida de carbono de 150 a 1 500 t/año. Entre las medidas más comunes para prevenir la erosión del suelo, están: el terraceo, las curvas de nivel, el uso de coberturas vegetales y las barreras arbóreas, entre otras. Todas ellas, además de proteger el suelo, favorecen la acumulación de la materia orgánica. También se ha documentado que los sistemas de labranza de conservación hacen un buen manejo del carbono en los suelos y adicionalmente contribuyen a mejorar su calidad (Hernandez, Tirado, & Beltrán, 2012).
1160 palabras.

Trabajos citados

Carabias, J. (1993). Hacia un modelo de desarrollo sustentable. México DF: SEMARNAT.
Ceja, M. (2008). Degradación de los suelos y pobreza en México. Economía informa, 89-93.
Departamento de Desarrollo Sostenible. FAO. (3 de septiembre de 2013). CAPÍTULO 5. PRINCIPALES CONSECUENCIAS E IMPACTO DE LA CAPTURA DE CARBONO. Obtenido de Deposito de documentos de la FAO: http://www.fao.org/docrep/005/y2779s/y2779s09.htm
Hernandez, J., Tirado, D., & Beltrán, R. (5 de octubre de 2012). Captura de carbono en los suelos. Obtenido de Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo: http://www.uaeh.edu.mx/scige/boletin/icbi/n2/e4.html
Ortiz, M. (1994). “Evaluación, cartografía y políticas preventivas de la degradación de la tierra. México DF: CONAZA.

SEMARNAT. (2004). Evaluación de la erosión potencial de suelos. México DF.

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