2014/03/10

Harris (2002)


Harris, M., (2002). Bueno para comer. Enigmas de alimentación y cultura, Madrid, España: Alianza Editorial.

Harris Marvin fue un antropólogo reconocido por desarrollar diversas teorías relacionadas con la cultura, ecología, economía, principalmente y que son de ayuda en el presente documento, entre las más importantes obras se encuentran Caníbales y reyes, Bueno para comer o Vacas, cerdos, guerras y brujas. 

El libro, Bueno para comer, es un texto muy fácil de leer, sin embargo esto, no le quita el cambio de ideas que puede ocasionar, ya que aclarara muchas ideas erróneas acerca de la alimentación y su relación con las culturas, la economía, el medioambiente. Bajo el sustento de teorías que él establece buscar entender como las relaciones antes mencionadas explican el comportamiento de diversas culturas, siempre con un sustento religioso, biológico y hasta económico, constantemente entrelazando y llevando al lector al análisis. Aborda en cada capítulo temas como Vegetales, bichos, lácteos y carnes de: vacas, cerdos, caballos, mascotas y hasta humanos.

Y es que, para entender parte de porque en otros estados o países el consumo de insectos como los Chapulines se considera aberrante y son vistos como plaga, creando una gran comercio alrededor de su control, presenta diversas teorías, así en el aspecto biológico-evolutivo; expone que el hombre desciende de una gran estirpe de insectívoros, ya que muy probablemente el orden de los primates surgió a partir de una musaraña primitiva que pertenecía al orden de los mamíferos insectívoros. Muchas especies de grandes simios consumen grandes cantidades de insectos; los monos los comen de manera intencionada o accidental junto con otro alimento, como algunas frutas, e incluso se quitan los piojos unos a otros y se los comen, asegurándose de que ya no ocasionarán más problemas en la piel de sus hospederos. Para los chimpancés estas especies llegan a ser tan importantes que su alimentación se basa en hormigas y termitas, e incluso utilizan herramientas y tácticas especiales para extraerlas de sus nidos y consumirlas, esto nos hace pensar en que la idea del consumo de insectos no es algo actual, muy probablemente encontremos respuesta en nuestros genes, en nuestros orígenes evolutivos y que la relación costo beneficios ha ocasionado un cambio en la alimentación del hombre. 

Respecto a la relación costo-beneficio, es decir la energía invertida para consumir una especie, el autor propone un análisis de esos costos y beneficios comparándolos con el consumo de insectos u otras especies pequeñas, siendo el costo en tiempo y energía por insecto recolectado más alto que el de las especies domesticadas y vertebrados e invertebrados salvajes. Entonces, resulta interesante este análisis ya que nos explica porque unos lugares no se consumen los insectos. 

Sin embargo, muchas culturas no sólo no los consume, sino han desarrollado una aberración, una entomofobia, para responder esta pregunta, el autor formula una teoría para predecir cuándo una especie que no es buena para comer se convertirá en paria o en deidad; en el caso de los insectos, eso dependerá de su utilidad racional o de su carácter nocivo. Los insectos que no comemos resultan peores que los cerdos no consumidos, ya que no sólo son inútiles, sino que acaban con los cultivos, se comen la comida, muerden, pican, producen molestias como las comezones y chupan la sangre humana; todo en ellos es dañino, nada es bueno convirtiendo así al Chapulín en una plaga.

543 Palabras

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