Galindo, C. (2010). Áreas
comunitarias protegidas en Oaxaca. En Patrimonio Natural de México. Cien casos de
éxito. Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad.
Las áreas comunitarias protegidas
surgieron por iniciativa de comunidades, ejidos y pequeños propietarios. Estas
áreas comunitarias surgen paralelamente a la creación de las áreas naturales
protegidas (ANP), debido a que gran parte de la diversidad y heterogeneidad de
las especies no se encuentran incluidas dentro de las ANP por omisiones y
vacíos en el marco legal. Otro punto
importante es que entre el 70% y 80% de los bosques y selvas de México es de
propiedad social.
Bajo este esquema las comunidades
hacen la apropiación de los recursos y quedan bajo su resguardo y control. En
2003 la Conanp inicio un proceso de certificación de áreas comunitarias
protegidas, que para el 2010 habían certificado 192 áreas. Sin embargo en el caso de Oaxaca, las ANP
están poco representadas ya que el 72% del territorio es de propiedad ejidal y
comunal que se rigen por usos y costumbres.
Las comunidades no han sido
receptivas a las modalidades federales de protección. Sin embargo, durante los últimos
20 años se han creado en Oaxaca diversas áreas protegidas comunitarias. La aceptación
de esta estrategia por parte de la comunidad ha generado el reconocimiento
internacional “El Regalo de la Tierra” en
comunidades de la Sierra Norte y de la Sierra Costera de Oaxaca.
De acuerdo al artículo, las
ventajas de las áreas comunitarias protegidas en Oaxaca, es que no son lugares
aislados, debido a que forman parte de un
mosaico de bosques, selvas, matorrales conservados, ecoturismo, etc. que
participan en la creación de corredores bilógicos que permiten el
desplazamiento de las especies. La creación
de estas áreas se ha manejado como una estrategia alterna al uso de suelo de índole
social. Sin embargo, algunos autores han observado que existen fallas en la planeación
y resultados a futuro. El beneficio equitativo entre los integrantes de la
comunidad se ve opacado por líderes comunales, que a raíz de las estrategias
establecidas con instituciones, lograron favorecerse por encima de la
comunidad.
Las estrategias de conservación “desde
abajo” han servido como atrayente para los donadores y organismos interesados
en apoyar proyectos comunitarios. Sin embargo, este artículo nos sirve para
identificar la visión que tienen los tomadores de decisiones acerca de la inclusión
de la sociedad en la conservación biológica. Los parámetros a elegir por las áreas
prioritarias siguen siendo biológicos, sin considerar la riqueza cultura, usos
y costumbres de las comunidades que habitan dichas zonas.
En cuanto a la confiabilidad de
la fuente este artículo se reporta dentro de los cien casos de éxitos publicados
por la CONABIO. El Dr. Carlos Galindo es el director de Comunicación
Científica de la Comisión Nacional para el conocimiento y uso de la
Biodiversidad, y una eminencia en la conservación de bosques mexicanos.
Numero de palabras: 450
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