Guillén,
H. (2013). México: de la sustitución de importaciones al nuevo modelo económico.
Comercio Exterior, Vol. 63,
Núm. 4, Julio y Agosto.
A principios de 1940, México siguió un modelo de
crecimiento interno para satisfacer sus necesidades, aun cuando el Fondo
Monetario Internacional (FMI) planteaba que la solución a los problemas de
Latinoamérica era el comercio exterior, la comisión Económica para América
Latina (CEPAL) argumentaba que el desarrollo debería ser de manera interna; por
lo que plantearon la implementación del modelo de industrialización sustitutiva
de importaciones (ISI) para contrarrestar el desempleo, el establecimiento de
la industria, y la integración a la economía; argumentos abanderados en las
décadas de los cincuenta y sesenta.
Sin embargo este sistema afectó la agricultura, ya
que esta no pudo competir con el sector de importación de alimentos baratos.
Hubo una distorsión en los precios que favoreció al sector urbano, donde se
establecieron las grandes empresas industriales, manufactureras y de servicios;
lo que propició el éxodo del sector rural hacia la ciudad. Con las empresas
manufactureras, y el petróleo como complementos, aunque los resultados fueron
positivos, y se llegó a hablar de “un milagro mexicano”, ese modelo se
agotó en los años 80’s, ya que se
comprendió que este sistema beneficio únicamente a los industriales, y los
sindicatos, llenando a la industria de problemas de ineficiencia, altos costos
y baja competitividad.
A partir de 1985 se planteó un nuevo modelo
económico orientado hacia el comercio exterior; el cual se complementó en 1994
con la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte
(TLCAN). El TLCAN, aunque se planteó como consolidación del proyecto neoliberal
que llevaría al país a un crecimiento y modernización, libre del
intervencionismo del Estado, afectó todos los órdenes de producción,
principalmente en la agricultura, lo que provocó que continuara el fenómeno de
la migración hacia las ciudades industriales de México, y los Estados Unidos.
De esta forma, la libre circulación de capitales, y el libre cambio de
productos agrícolas ha provocado que México se divida en tres espacios: Una
zona fronteriza norteña prospera, pero sometida a las decisiones de los Estados
Unidos; un centro industrial en declive, preocupado por los problemas sociales;
y un sur pobre, atrasado y estancado en la producción agrícola.
Estos aspectos son
los que se destacan del artículo, ya que muestran los efectos derivados del
TLCAN, donde se han privatizado más de mil empresas del Estado. Los
perjudicados con estos cambios son ahora beneficiados por programas de
subsidios como PRONASOL, que sirven únicamente para minimizar el descontento
social. Asimismo, la riqueza y desigualdad afecta a ciertas a partes
específicas del país como Oaxaca, Chiapas, Guerrero e Hidalgo, que tienen
arriba de las dos terceras partes de su población en rezago social y pobreza
extrema. Además, el país mantiene índices del PIB con caídas estrepitosas, que
van de un 37.5% en 1981 a 26.2% en 1987, y que en promedio el resultado del
periodo con referencia al PIB de 1940-1981 fue del 3.2% abarcando el período
del ISI y durante 1981-2006 bajo la entrada del modelo neoliberal y la
aplicación del TLCAN, fue únicamente del .06%, un cambio enorme y negativo para
la economía mexicana (Cuijpers & Fernández, 1995 y Guillen, 2013).
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