El día de
hoy 03 de julio de 2014, salió publicado en la revista Nature, supuesta meca de la ciencia americana y mundial, un
artículo de divulgación de Laura Vargas-Parada (bióloga de la UNAM, y
periodista) titulado “Maíces transgénicos
dividen a México. Los retos legales de los cultivos transgénicos han creado una
escisión en la comunidad científica del país”[2]. De entrada dice Vargas que el tema comienza “casi un año después que activistas desafiaran los derechos de los científicos
a sembrar experimentalmente plantas genéticamente modificadas[4]” esta línea refuta la existencia de una lucha científica que lleva más de 13 años originada con la publicación de Quist y Chapela[3], y no hace un año como ella quiere dejar entender. Además lo que desató el problema no fue
la autorización para siembra “experimental” sino comercial programada en más de 2 millones de
hectáreas, según indicó el permiso original presentado a la CIBIOGEM del que luego se
desdijeron.
Además la autora, considera como "activistas" a los científicos que se oponen a los
transgénicos cuando, se sabe que los académicos y de científicos
opositores a esta biotecnología no se presentan con argumentos
ideológicos o de activistas, sino que
han producido y juntado evidencias para defender con datos duros su
postura. Esta forma de desacreditar a los científicos como activistas ha
sido recurrente quienes defienden los transgénicos. El
más notorio caso después del de Chapela, es el del Dr. Seralini, quien
como todos saben fue retirado de
la revista Food and Toxicology, pero republicado hace un par de días[5] después del masivo apoyo de la comunidad científica internacional .
Vale realmente la pena leer los comentarios del propio equipo de Seralini, sobre el
conflicto de intereses creados por el retiro[6].
Regresando al artículo de Vargas-Parada, parece que decide ignorar los hecho relevantes del tema, y se enfoca en lo breve. Tomemos como ejemplo el recuento del recorrido legal que desató el amparo colectivo a la siembra comercial de maíz: Inexplicablemente en su narración pasa por alto, lo que la Revista Proceso si denunció, los constantes achaques y lloriqueos de la empresa Monsanto acusando de “falta de imparcialidad” al Magistrado Jaime Manuel Marroquín Zaleta quien suspendiera con base en el principio de precaución de la propia Ley de Bioseguridad, el otorgamiento de siembra que la CIBIOGEM, la SAGARPA y la SEMARNAT ya habían autorizado[7].
El hecho de hacer pública esta apelación de Monsanto, que fue apoyada por la SEMARNAT y la SAGARPA, es fundamental para demostrar el enorme conflicto de intereses y la visibilidad del lobbie existente entre instituciones públicas y empresas para liberar los organismos transgénicos. Tema que es imperdonable que esté ausente cuando es uno de los argumentos que destaca la comunidad científicas en contra de los OGM, y más aún si el artículo es sobre la “escisión en la comunidad científica del país”.
El tema de los conflictos de intereses no es nuevo, evidentemente se ventila ante las recientes declaraciones a favor de los OGM de Fco. Bolivar Zapata (coordinador de Ciencia de la Presidencia de la República) y otras anteriores como las de la dinastía Soberón (familia de biólogos moleculares pro-trasngénicos enclavados en la UNAM). El caso quizás más connotado fue el del junior, Mario Soberón Chávez, quien es un vehemente defensor de los transgénicos además de tener un rol de juez y parte en la investigación sobre estos organismos[8] o el consabido caso de Sol Ortiz ex asistente en investigación del INE que ganó su "hueso" en la dirección de la CIBIOGEM por auto-refutarse y negar sus propios datos sobre la corroboración de la contaminación transgénica en Oaxaca.
Regresando al artículo de Vargas-Parada, parece que decide ignorar los hecho relevantes del tema, y se enfoca en lo breve. Tomemos como ejemplo el recuento del recorrido legal que desató el amparo colectivo a la siembra comercial de maíz: Inexplicablemente en su narración pasa por alto, lo que la Revista Proceso si denunció, los constantes achaques y lloriqueos de la empresa Monsanto acusando de “falta de imparcialidad” al Magistrado Jaime Manuel Marroquín Zaleta quien suspendiera con base en el principio de precaución de la propia Ley de Bioseguridad, el otorgamiento de siembra que la CIBIOGEM, la SAGARPA y la SEMARNAT ya habían autorizado[7].
El hecho de hacer pública esta apelación de Monsanto, que fue apoyada por la SEMARNAT y la SAGARPA, es fundamental para demostrar el enorme conflicto de intereses y la visibilidad del lobbie existente entre instituciones públicas y empresas para liberar los organismos transgénicos. Tema que es imperdonable que esté ausente cuando es uno de los argumentos que destaca la comunidad científicas en contra de los OGM, y más aún si el artículo es sobre la “escisión en la comunidad científica del país”.
El tema de los conflictos de intereses no es nuevo, evidentemente se ventila ante las recientes declaraciones a favor de los OGM de Fco. Bolivar Zapata (coordinador de Ciencia de la Presidencia de la República) y otras anteriores como las de la dinastía Soberón (familia de biólogos moleculares pro-trasngénicos enclavados en la UNAM). El caso quizás más connotado fue el del junior, Mario Soberón Chávez, quien es un vehemente defensor de los transgénicos además de tener un rol de juez y parte en la investigación sobre estos organismos[8] o el consabido caso de Sol Ortiz ex asistente en investigación del INE que ganó su "hueso" en la dirección de la CIBIOGEM por auto-refutarse y negar sus propios datos sobre la corroboración de la contaminación transgénica en Oaxaca.
Pero si se quiere ver un acto de manipulación que brota en lo ridículo y lo patético basta ver el debate sobre el tema sostenido en un noticiero de OnceNoticias en octubre del año pasado, donde Beatríz Xoconoxtle, del CIMESTAV presenta como “evidencia científica” de la baja productividad de los maíces nativos, un olote viejo y diminuto presentando al rastrojo como "la realidad de los maíces nativos"[9].
Vargas-Parada
retoma
a Xoconostle como su fuente principal, y pretende parecer neutral
respecto de sus comentarios, aunque en realidad introduce argumentos de
científicos a favor de
los transgénicos que increíblemente como periodista no se auto-cuestiona
como "El
CIMESTAV está creando una variedad llamada CIEA-9, que requiere solo dos
tercios del agua que demanda la planta normal, esta estrategia dice Xoconostle,
“es una manera de salvar muchas de nuestras variedades locales[10]”.
Es ingenuo y cándido aceptar la benevolencia de este comentario sin rebatirlo. Si fuera que ahora los transgénicos se están diseñando para los pequeños productores milperos –garantes y reproductores de la biodiversidad de maíces nativos– inevitablemente con una introducción de "semillas para el cambio climático" se contaminarán sus variedades nativas y se perderían. Adicionalmente, se crearía una doble perdida si al perder su semilla nativa, los campesinos solo cuentan con variedades que requieren menos agua, en un año de lluvia abundante.Además de perder los maíces perderíamos a los propios campesinos, al evitar que tengan medios para palear su propia reproducción.
Es ingenuo y cándido aceptar la benevolencia de este comentario sin rebatirlo. Si fuera que ahora los transgénicos se están diseñando para los pequeños productores milperos –garantes y reproductores de la biodiversidad de maíces nativos– inevitablemente con una introducción de "semillas para el cambio climático" se contaminarán sus variedades nativas y se perderían. Adicionalmente, se crearía una doble perdida si al perder su semilla nativa, los campesinos solo cuentan con variedades que requieren menos agua, en un año de lluvia abundante.Además de perder los maíces perderíamos a los propios campesinos, al evitar que tengan medios para palear su propia reproducción.
Los
transgénicos no están diseñados para trabajar en zonas de baja productividad.
Los estudios existentes sobre este punto muestran que la estrategia de
adaptación al cambio climático vía los transgénicos es científicamente
equivocada “los pequeños hogares campesinos del sur de México pueden sufrir un
desproporcionado impacto negativo si se
privilegian las tecnologías transgénicas como respuesta al cambio climático”, concluye el estudio científico
de Mercer, Perales y Wainwrith en 2012[11].
Evidentemente Vargas-Parada, retoma el argumento de lo que implicaría para México en términos productivos utilizar maíces transgénicos para la alimentación, pero omite decir que este punto proviene de una carta del prominente Dr. Schubert especialista sobre la enfermedad de Alzheimer del Salk Institute quien mandó el texto abierto al Presidente de la República (que sabemos que difícilmente leerá, porque no es muy proclive a la lectura y menos en inglés) en la que advierte varios conflictos sociales, alimentarios y de riesgos a la salud ligados a los datos que él maneja después de 30 años de experiencia como investigador[12].
Finalmente no sorprende que los científicos mexicanos del CIMESTAV estén experimentando sus maíces transgénicos fuera de México. Todo punto de experimentación fuera de un lugar en donde el maíz es la base de la alimentación de la población es positivo, más aún si el país centro de biodiversidad como lo es México, pero sería mejor que no lo hicieran, porque ya los argentinos tienen mucho con estar luchando con los grandes corporativos para ahora tener que lidiar con los pequeños y ambiciosos biotecnólogos mexicanos.
El cierre
del artículo devela el cinismo del mismo: “Xoconostle no ve un problema con las
rigurosas políticas: “Estoy feliz de que existan estrictas exigencias
regulativas que no permiten cultivar en el país los cultivos genéticos[13]”.
Esta aseveración preocupa realmente. Ha sido la
misma Xoconostle quien ha alentado –en un foro organizado por la USAID en 2012– a los
soyeros chiapanecos de Tapachula a continuar la siembra de soya transgénica a
pesar de la prohibición que habían interpuesto en un juzgado los apicultores
del sur de México.
Resulta
lamentable que se desaproveche un foro tan importante como es la revista Nature. En lugar de exponer los conflictos de intereses NO científicos que hay detrás de un
sector –ese sí activista– financiado con fondos públicos para fomentar el
avance del lobbie biotecnológico, Laura Vargas-Parada utiliza una tribuna internacional y un tema sumamente importante
para nuestro país de una forma superficial, ingenua y parcial que no provee de ningún análisis
de relevancia, ni de un solo dato de utilidad.
[1] Doctorante en Sociología de la
Universidad Paul Valery, en Montpellier, Francia. Con el tema de tesis “Las
formas indígenas de Conservación de maíces nativos”.
[2] "GM maize splits Mexico: Legal challenge to transgenic crops has
created a rift in the country’s scientific community".
[3] Ver: Chapela y Quist (2001) Transgenic DNA introgressed into traditional maize landraces in Oaxaca, Mexico en Nature. http://www.nature.com/nature/journal/v414/n6863/full/414541a.html
[4] "Almost a year after activists
challenged scientists’ right to plant experimental genetically modified (GM)"
[5] Ver
Seralini et al (2014) “Republished
study: long-term toxicity of a Roundup herbicide and a Roundup-tolerant
genetically modified maize” Environmental
Sciences Europe 2014, 26:14 (24 June 2014) http://www.enveurope.com/content/26/1/14
[6] Seralini et al. (2014) Conflicts of interests, confidentiality and censorship in health risk assessment: the example of an herbicide and a GMO en http://www.enveurope.com/content/26/1/13
[7] Tourliere, Mathieu (2014)
« Golpe a Monsanto y a sus transgénicos” Revista Proceso. Reportaje especial, Mayo. (http://www.proceso.com.mx/?p=371089
[8] Ver el video en la discusión sobre este punto: https://www.youtube.com/watch?v=JSL2x8o_4c4 )
[9] Ver el debate en https://www.youtube.com/watch?v=uXLxhmZTpi8)
[10] “CIMESTAV is improved a variety
called CIEA-9, requires only two-thirds of the water needed by a normal plant.
“This strategy is a way to save many of our local maize varieties,"
says Xoconostle”.
[11] "Smallholder
livelihoods in southern Mexico could suffer a disproportionate negative impact
if transgenic technology is privileged as a response to climate change.
Agroecological and evolutionary approaches to addressing the effects of climate
change on smallholder agriculture provides an alternative adaptive
strategy" Ver: Mercer et al, 2012 “Climate change and the transgenic
adaptation strategy: Smallholder livelihoods,
and maize landraces in Mexico” Global
Environnmental Change. No. 22. http://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0959378012000155).
[12] Ver
http://www.uccs.mx/images/library/file/anexos/schubert-pro-oax.pdf y
http://www.uccs.mx/images/library/file/externos/DSchubertEngl.pdf
[13] "Xoconostle does not see Mexico’s stringent policies as a problem. “I am happy we have a strict law that regulates very precisely what we will allow to be grown in Mexico,” she says".
... antes que nada: ¡Bienvenido!; en esa escisión, la partida que tomas la defiendes con vehemencia, gracias por tu aporte. Solamente una observación, cuando hablas de un CIMESTAV, será mejor referirte a un CINVESTAV que resulta lo correcto ...
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