Graeber, D. (2012). En deuda: una historia alternativa de la economía. Editorial Planeta. 1832 p.
El modo de vida actual: capitalismo basado en la deuda.
López-Yllescas, M.
Todos
buscamos en algún momento de la vida el ¿por qué de la existencia?,
generalmente a causa de conflictos emocionales, relacionados con los esquemas
sociales en el que vamos creciendo. Muchas veces las personas no tienen una
guía inicial, muchas otras las pierden en alguna etapa de su vida. Sin embargo,
siempre aprenden de lo que nos rodea, sea un ser humano, animal, libro, un
lugar, siempre se aprende de lo que nos rodea.
Por
tal motivo, la existencia podría definirse como seres para los otros, porque
sólo somos con los otros, gracias a ellos existimos y ellos existen para cada
uno.
Al
referir a “los otros” no se puede dejar fuera a los demás organismos vivos que
son parte de la naturaleza, del mundo. Quizá está cultura de no reconocer a los
otros sea lo que nos ha llevado a destruirlos, a destruir el propio contexto en
el cual queremos desarrollar nuestras ideas.
David
Graeber (2012) define a la deuda como -la perversión de una promesa-, llegando a esa
conclusión a través de un análisis de la historia de la humanidad, enfocándose
en la forma en que se fueron desencadenando las relaciones, cómo fue surgiendo
el dinero, a través del Estado y el mercado, como una alternativa al crédito
para poder cuantificar con exactitud el valor de las mercancías. Y cómo el
surgimiento del dinero y la acumulación de riqueza fueron dando pauta a que la
violencia que existe en cada ser humano fuera materializándose en un grado
mayor, hasta un nivel mundial, dentro de las relaciones humanas, hasta que ya
no nos hemos dado cuenta o no hemos querido aceptarlo.
Sin
embargo, deja muchas cuestiones para reflexionar sobre el ¿por qué seguimos reduciendo
nuestras obligaciones morales a deudas y el lenguaje a un contrato económico?
Siendo que actualmente vivimos en crisis por el actual sistema económico que
mantenemos, el capitalismo ¿Por qué seguir tapándonos los ojos ante la
violencia que vivimos todos los días?, cuando vemos a niños hacer malabares a
mitad de las avenidas más transitadas, cuando un anciano o anciana se nos
acerca a pedirnos monedas, cuando vemos a muchachitas vestidas con poca ropa
para que alguien les pague por un rato en su cama; ¿Por qué muchas veces hemos
pensado?: está así por algo, quizá se lo “merece”, sus papás son irresponsables
por tenerlos si no pueden mantenerlos…
Realmente
sabemos cómo es la vida de esas personas, realmente sabemos los motivos de su
situación, no, no lo sabemos porque no crecimos con ellos, porque no sabemos lo
que realmente sienten, sin embargo, muchas veces creemos también nosotros sentirlo
¿Quién no ha visto la cara de un niño exigiendo dinero, pero tras su mirada
esconde otro sentimiento?¿Cuántas jóvenes no ha deseado por un momento no estar
en la esquina cuando ven pasar a otra mucha de su misma edad divirtiéndose,
sonriendo, con su novio, quizá?
Si
ya se ha escrito el cómo y por qué hemos llegado a este punto de la “evolución
humana” (Graber, 2012), ahora podríamos empezar a inducir la capacidad de imaginar
otro tipo de utopías que no sea el capitalismo. A fin de cuentas, si vivimos en
una utopía basada en la guerra y el poder militar, y somos los que mantenemos
al capitalismo a través de nuestro consumo a través del crédito,
principalmente, ¿qué nos detiene como para ponernos de acuerdo y modificar
nuestra forma de vida?
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ResponderBorrarGracias. Es cierto lo de el estado de confort, esta maestría ha me ayudado a entender ciertas cosas, sobre todo a ver ciertas realidades del sistema en el que estamos. Me gusta ver a la población humana, en la cual me integro, como un sistema en constante cambio, que simplemente pasa por etapas de aprendizaje, quizá seamos algo así como pubertos. Tal vez la analogía no sea la adecuada, también creo que podemos elegir, dentro de nosotros mismos, sabemos qué es lo que queremos y que no, pero somos seres sociables, moriríamos de soledad, quizá por ello nos quedamos dentro de es "estado de confort", no lo sé. Somos agua, somos 70% agua. He leído acerca de que el próximo levantamiento social será contra las corporaciones que dominan el sistema, quizá ni ellas mismas saben como detenerse, tal vez están tan inmersas en su mundo que ya no se dan cuenta de la realidad, quizá nos toque a nosotros abrir sus ojos ante lo que no quieren ver, o quizá solo tengan que pasarse catástrofes humanas, ambientales, de las cuales no nos quede de otra que cambiar, al parecer la que se avecina tiene que ver con el agua. El otro día estaba platicando con una profesora y me platicaba sobre el cambio climático y de cómo estamos dejando el planeta para las generaciones futuras, y recordé haber visto en un comercial de la reforma educativa una profesora que decía: "no es lo que le vamos a dejar a las generaciones futuras, sino qué generaciones vamos a dejar en el planeta". A veces pienso que si es utópico creer que todo puede ser diferente, pero si el sistema en el que estamos empezó por una utopía, ¿por qué no creer que puede cambiarse? Aunque luego me pregunto ¿cómo?
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